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Agricultura social: las cooperativas sociales italianas al servicio de la cohesión territorial y el desarrollo

14 dic 2015

La innovación social en Italia está marcando la diferencia, incluso en la agricultura. Múltiples experiencias de agricultura social han “brotado” por todo el país. Esas iniciativas conectan estrechamente la agricultura con el bienestar local, convirtiéndola en una herramienta de cohesión y desarrollo territorial. Pero, ¿qué es la “agricultura social”? Según Federsolidarietà, la mayor organización de cooperativas sociales de Italia, la agricultura social es la actividad que conecta la agricultura con las terapias, los servicios sociales, la asistencia y la educación. Al mismo tiempo, existen varias cooperativas sociales especializadas en la inclusión laboral de personas desfavorecidas activas en el sector agrícola.

Las cooperativas sociales desempeñan un papel importante en el desarrollo de la economía social: más de 500 cooperativas sociales de la red Federsolidarietà trabajan en el sector de la agricultura social y 400 de ellas organizan cursos y sesiones de terapia vinculados a actividades rurales para personas con drogodependencias, alcoholismo y fuertes discapacidades. Ya hay unos 5.000 trabajadores implicados en este sector en expansión.

Por ejemplo, los alimentos tradicionales y los productos típicos de NCO – Nuova Cooperazione Organizzata (Nueva Cooperación Organizada) son elaborados por una cooperativa social que gestiona empresas de antiguos delincuentes que se han reintegrado en la economía legal, luchando contra el poder de la camorra y proporcionando una nueva vida a zonas difíciles.
Se esfuerzan por contribuir al desarrollo de una economía social y sostenible ofreciendo actividades a personas con dificultades con la participación de la comunidad.
El lema de la cooperativa es “si quieres 1 año de prosperidad, cultiva cereales. Si quieres 10 años de prosperidad, cultiva árboles. Si quieres 100 años de prosperidad, cultiva personas”. El grupo Veneto Together – Group Polis también está muy implicado en este movimiento.
Creado en 1985 en Padua (norte de Italia), el grupo trabaja en los sectores de la discapacidad, la salud mental y los problemas sociales, creando centros de día y comunidades de viviendas repartidas por todo el territorio. En 2007, el Grupo Polis puso en marcha “Fuori di Campo” [“fuera del campo”], un programa de agricultura ecológica, a través del cual se integra socialmente a personas con discapacidad, problemas de salud mental o en situación de exclusión social y se les enseñan buenas prácticas que les ayudarán en el futuro y podrían conducir a su integración en el mercado laboral.

Esta actividad permite a las personas desfavorecidas participar en una actividad continua en contacto con la naturaleza y la comunidad local. El grupo cultiva 160.000 metros cuadrados de cultivos, incluido un viñedo de 30.000 metros cuadrados que produce cuatro variedades de uva de vinificación.

En Matera, al sur de Italia, el consorcio La Città Essenziale ha creado la marca Panecotto para promover la alimentación y la agricultura locales y vincular los beneficios del turismo con la prestación de servicios sociales.
Sus productos alimentarios son producidos en su mayoría por cooperativas sociales que incluyen a personas desfavorecidas. No sólo venden sus productos directamente, sino también en línea en su plataforma web (http://www.panecotto.it/). Cuando uno compra productos de Panecotto no sólo apoya a una cooperativa sino también al sistema de bienestar de la región, la cooperativa ha decidido transformar sus beneficios en una forma de ayudar a los necesitados, lo que significa que cada 20 euros de productos comprados equivalen a una hora de asistencia social a los que no reciben ayuda de la asistencia pública y las administraciones locales.

Estos ejemplos y otras experiencias similares demuestran que las cooperativas sociales hacen la innovación desde la base, es su seña de identidad, y produce inclusión social y cohesión territorial.