Work Together (Archivo)

Redes gremiales en Argentina: nacidas de la solidaridad y unidas para enfrentar los desafíos comunes

1ro de noviembre de 2016

En Argentina las cooperativas de trabajo han dado vida a varias redes gremiales como la Red Gráfica y la Red Textil para hacer frente, unidas, a los desafíos comunes.

Red Gráfica es una cooperativa de trabajo asociado de segundo grado establecida en 2006 agrupa a más de 30 empresas gráficas cooperativas de Argentina. Red Gráfica promueve la competitividad y la sostenibilidad económica y social de sus pymes cooperativas miembros. Con este propósito, estimula la integración de la producción, la implementación de herramientas de gestión empresarial, la formación, la innovación, la creatividad y el ejercicio regular de la solidaridad, la democracia y la responsabilidad, “Nacimos de la solidaridad, de la lucha conjunta del sindicato gráfico y las federaciones de cooperativas. Aislados no podíamos competir, juntos tratamos de enfrentar los desafíos comunes”, declaró uno de los socios fundadores de la red, José Orbaiceta, en el International Summit of Cooperatives en Canadá el pasado octubre.

La red cooperativa en el sector gráfico atiende a más de 40 cooperativas, la mitad de ellas son miembros de la red y el resto reciben servicios en calidad de empresas asociadas, si bien no están directamente asociadas a ella, más de 900 trabajadores asociados cubren toda la plantilla con un volumen total de negocio 3.138.000 pesos argentinos (alrededor de 200.000 USD).

En una entrevista a una revista cooperativa argentina su presidente, Placido Peñarrieta dijo “comprábamos a los mismos proveedores, casi las mismas cosas. Entonces la idea fue juntarnos para hacer una compra en común. Compramos papel juntos y ganamos en la compra por cantidad. También está la parte de la transferencia de conocimiento. Había talleres que habían sido desmantelados en la parte administrativa o en la parte técnica, con personas que tenían cotización en el mercado laboral y que no les costaba conseguir trabajo. La mayoría de los que quedamos somos mayores, y apostamos a una lucha, aunque muchos hayamos quedado desahuciados del mercado laboral. Pensábamos que sería humillante irnos, por más que nos den la indemnización, y no pelear para que la empresa no se cierre, las máquinas se rematen, el galpón quede vacío. Esa convicción hizo que nosotros le buscáramos la vuelta para que esto siga funcionando. Y como el sistema tiene sus herramientas, nos obliga a tener una identidad llamada “cooperativa”, que ni sabíamos qué era”

Por ello la Red Gráfica Cooperativa ofrece como servicios a sus asociadas: la implementación de estrategias de negocio, almacenamiento, producción, investigación y desarrollo, recursos humanos, formación, planificación estratégica y operativa, financiación, ventas y marketing, prensa, difusión en medios y publicidad, entre otros.

“Hoy podemos decir que estamos a la altura de cualquier otra empresa con una tecnología más nueva que puede hacer impresiones de calidad. Hacemos libros, revistas, folletería, afiches y eso nos provoca deseos de estar todos juntos, de compartir y repartir los trabajos” afirmó Peñarrieta.

Por su parte, la Red Textil se constituyó en el 2013, agrupa a 72 cooperativas de trabajo en la Argentina con objeto social textil. Con gran diversidad, algunas de ellas tienen una amplia trayectoria en el rubro, otras surgieron a partir de programas sociales, también hacen hincapié en la inclusión de sectores olvidados como lo son los trabajadores en situación de encierro, como respuesta a trabajadoras cuyo acceso al trabajo se ve afectado por su elección sexual, como también contribuir la batalla contra el trabajo esclavo (práctica que se está volviendo cada vez más habitual en los talleres textiles clandestinos), y, por último, conformadas por jóvenes que han abrazado el cooperativismo como proyecto de vida y de transformación social.
Victoriano Menchaca, llegó al equipo de la Red Textil Cooperativa para alejarse de la tragedia. Allí se encontró con un grupo humano que le alivió el dolor de la pérdida. “Yo soy de trabajar sin parar, siempre fui igual. Entonces me refugié en eso para despejarme de lo que nos pasó”, recuerda. Antes trabajaba en un taller clandestino en el barrio de Flores (dónde está este barrio?) hasta que en 2015 murieron dos chicos –de 7 y 10 años– que quedaron atrapados en el subsuelo de la vivienda que funcionaba como taller. Eran sus sobrinos.

La historia de Victoriano es la más fuerte de muchas similares dentro del mundo textil, un rubro en el que las empresas abaratan tanto los costos que llegan hasta el trabajo esclavo. Según la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI), en la ciudad de Buenos Aires, 25 mil personas trabajan en la informalidad y 5 mil de ellas lo hacen en condiciones de esclavitud. Esta organización ya denunció a 112 marcas de ropa por esclavitud y trata de personas en el país.

Los ejemplos de explotación se repiten. Y especialmente en las textiles que trabajan para multinacionales. Como contrapartida a ese sistema, las cooperativas de la Red Textil Cooperativa priorizan la generación de empleos genuinos en condiciones dignas y trabajan contra los talleres clandestinos.

Detrás de las máquinas de coser, hay personas y un trabajo social de inclusión. En la cooperativa Diseños de mi Pueblo, en Vaqueros, Salta, las asociadas tienen el orgullo de tomar sus propias decisiones: “Somos una consecuencia de la necesidad. No teníamos idea de coser ni de cooperativismo, solo la necesidad de comer y un lugar para vivir. Y hoy yo elijo ser cooperativista por la libertad que me da este espacio”, afirma María Fernanda Marza, presidenta de la cooperativa integrada por mujeres que se juntaron para poder tomar posesión de unos terrenos.

La Fundación Pro Tejer asegura que la industria textil argentina crea 450 mil puestos de trabajo y mueve 3.500 millones de dólares anuales. Y en un universo laboral hostil, precario y esclavo, las cooperativas del rubro generan trabajo genuino a más de 1500 personas en las 72 empresas que integran la Red Textil Cooperativa.

Juan Gamarra estuvo 14 años preso y en la cárcel conoció a sus compañeros de Kbrones. Esa cooperativa textil, creada por personas en contexto de encierro para encontrar una salida laboral digna, cumplió con Juan un rol social clave y lo acercó a la Red Textil Cooperativa, donde trabaja en logística. “Cuando entré no sabía nada del laburo ni mucho menos de una cooperativa. Ahora sé cortar y estoy aprendiendo a coser. Acá tenés que saber hacer de todo porque así funciona”, dice Juan. Para él, como para tantos, el cooperativismo fue –y es– un camino para reescribir su historia.