Work Together (Archivo)

Las cooperativas de trabajo se unen a otros sectores en nodos de consumo colectivo

20 de Julio 2016

En Argentina el aumento de los precios de la canasta básica impacta cada vez más en el bolsillo de los consumidores. En este contexto, las cooperativas de trabajo se han unido a otras organizaciones para generar espacios de consumo colectivo ubicados en varios territorios. Productos básicos como verduras y lácteos o canastas específicas de limpieza son algunos de los productos que se ofrecen.

En estas iniciativas están involucrados, además de las cooperativas de trabajo, sindicatos y gremios de trabajadores, cooperativas de consumo, organizaciones sociales y mesas intersectoriales fundadas a partir de la visión de la soberanía alimentaria. Estos espacios funcionan en distintas modalidades, según el territorio: a veces son ferias, en otros casos mercados, en algunas provincias se conforman mesas de trabajo. Hay un factor que se mantiene invariable pese a las diferencias: la organización en red.

Por ejemplo, en el centro del país, en la provincia de Córdoba, “hay al menos cuatro ‘corredores’ de producción y venta local, organizados en radios de 100 kilómetros aproximadamente, lo que permite trasladar productos sin requerir muchos costos”, explica Daniel Zammataro, secretario de Acción Social de la Unión de Educadores de la Provincia de Córdoba (UEPC), que forma parte del espacio. “Las organizaciones debemos tomar decisiones respecto a qué consumir e intervenir de esa manera en el mercado, porque en el caso de los alimentos, los grupos económicos hacen de la alimentación un negocio financiero”.

“Nosotros hemos formado una agrupación que se llama Gremios Unidos, integrada por seis gremios que hacemos salario diferido, con la compra de mercadería, llevando productos directamente del productor al consumidor”, explica Gabriel Aguinalde, de la localidad de Laboulaye. “En el último operativo, se vendieron alrededor de mil hormas de queso duro, sumado a 150 kg de miel de abejas, entre otros alimentos”.

Por su parte, Patricia Doldan, secretaria general de UEPC de La Carlota opina que “la iniciativa les ayudó a tener un proyecto en conjunto (…). Los resultados son óptimos, nunca nos sobra mercancía, en cada operativo se vende todo”.

Otras ciudades de Córdoba en la que también se multiplican estas experiencias son San Francisco, Villa María y Río Cuarto. José Badellino, presidente de la cooperativa de consumo Mercosol de Río Cuarto, comenta que se trabaja con las cooperativas asociadas a la Federación de Cooperativas de Trabajo del Sur de Córdoba (CTF), gremios, organizaciones sociales, vecinales, centros educativos, entre otros. Hoy ofrecen una canasta de productos básicos que se pide los primeros días de cada mes. “En junio vendimos 590 unidades”, señala Badellino.

En la provincia de San Luis, en la pequeña ciudad de Villa Mercedes, la experiencia toma forma de mercado, a partir de un proyecto de la Confederación General del Trabajo (CGT) regional Villa Mercedes. Según Luis López, presidente del mercado, la iniciativa impide “no solo a los abusos que se hacen a los consumidores sino también a los productores”. Comenzaron con veinte productos básicos, y hoy ya venden casi dos mil productos. “Estamos trabajando como una cooperativa de consumo”, agrega López. “Incluso vienen compañeros de otras localidades a buscar los bolsones. Mensualmente armamos entre 2.000 y 3.000”.

Otra de las iniciativas se lleva a cabo en La Plata, provincia de Buenos Aires, donde se ofrecen producciones de cooperativas asociadas a la Federación de Cooperativas de Trabajo de la República Argentina (Fecootra), junto a organizaciones barriales, productores locales y el Consejo Social de la Universidad Nacional de La Plata. “Hace un mes que empezamos y ya llevamos más de dos mil bolsones. Uno ve el impacto de la crisis y se da cuenta de la necesidad de organizar y ofrecer productos de calidad y a bajo costo”, dice Tulio Halamboure, asociado a la cooperativa de trabajo Cimientos.

“Las experiencias demuestran que se necesita un entramado de articulaciones entre cooperativas, mutuales, organizaciones sindicales y sociales de todo el campo popular, porque es una tarea a la que hay que darle escala”, opinan desde Fecootra. “No solo implica organizar el consumo, sino también el destino de la producción. La batalla es dar ese salto organizativo cualitativo y cuantitativo, que convierta las iniciativas en verdaderos nodos de organización”.